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Apertus AI: el futuro de la inteligencia artificial con código abierto
Un modelo transparente, ético y multilingüe que busca convertirse en la infraestructura pública de la era digital.
Un proyecto nacido en los Alpes
En un mundo donde los grandes nombres de la inteligencia artificial parecen estar dominados por Silicon Valley y China, Suiza ha dado un paso inesperado pero contundente. El país alpino presentó recientemente Apertus AI, un modelo de inteligencia artificial de código abierto que busca ser transparente, multilingüe y ético.
El nombre lo dice todo: Apertus, que en latín significa “abierto”. La idea es sencilla pero poderosa: crear una alternativa pública y confiable frente a los modelos cerrados y corporativos como ChatGPT o Claude. La iniciativa fue desarrollada de forma conjunta por instituciones de prestigio como EPFL, ETH Zurich y el Centro Nacional Suizo de Supercomputación (CSCS), con la meta de que esta tecnología se convierta en parte de la infraestructura digital del futuro, al mismo nivel que lo fueron la electricidad o el internet en su momento.
Transparencia radical
Lo que distingue a Apertus AI de otros modelos es su nivel de apertura. Todo está disponible para consulta:
- Los pesos del modelo
- La arquitectura completa
- Los datos de entrenamiento
- Las recetas y procesos utilizados
Esto significa que cualquier investigador, desarrollador o incluso ciudadano curioso puede ver, auditar y entender cómo fue creado. Es un contraste enorme frente al secretismo de las grandes tecnológicas que controlan la mayoría de los modelos actuales.
Además, esta apertura se alinea con los valores europeos y su marco legal, en especial con el AI Act de la Unión Europea, que exige transparencia, responsabilidad y respeto por los derechos digitales.
Multilingüe e inclusivo
Otro aspecto llamativo de Apertus es su apuesta por la diversidad lingüística. El modelo fue entrenado con más de 15 billones de tokens en más de 1,000 idiomas, de los cuales alrededor del 40% provienen de fuentes no inglesas.
Esto incluye idiomas minoritarios como el romanche (una de las lenguas oficiales de Suiza) y variantes regionales del alemán suizo, que pocas veces son considerados en el entrenamiento de IA. Para un mundo digital dominado por el inglés, este enfoque significa inclusión y representatividad para comunidades lingüísticas que han estado en la periferia de la tecnología.
Dos versiones para distintos usos
Apertus no viene en una sola presentación, sino en dos:
- Modelo de 8 mil millones de parámetros: ideal para desarrolladores independientes y aplicaciones ligeras.
- Modelo de 70 mil millones de parámetros: pensado para investigación avanzada, proyectos empresariales y entornos que requieren alta capacidad.
Con esto, Apertus busca atender tanto a quienes apenas están explorando la IA como a quienes requieren potencia de nivel industrial.
Ética y cumplimiento legal
Uno de los mayores retos de la IA actual es el origen de sus datos. Apertus fue entrenado exclusivamente con datos públicos y respetando solicitudes de exclusión (opt-out). Esto lo coloca en línea con las leyes suizas y europeas, evitando problemas de copyright o privacidad que han generado polémica en otros modelos.
De esta manera, Apertus se presenta como una IA segura, ética y responsable por diseño.
Acceso libre y soberanía digital
Ya es posible acceder a Apertus de distintas formas:
- Está disponible en Hugging Face, la plataforma líder en modelos de código abierto.
- Empresas suizas pueden probarlo a través de Swisscom, garantizando soberanía digital.
- También se habilitará en eventos como Swiss {ai} Weeks, para fomentar que la comunidad internacional lo explore y colabore en su desarrollo.
Conclusión
El lanzamiento de Apertus AI coloca a Suiza en una posición estratégica dentro del panorama mundial de la inteligencia artificial. Al priorizar la transparencia, la diversidad lingüística y la ética, el país alpino propone un modelo alternativo frente a los sistemas cerrados de las grandes corporaciones tecnológicas.
Más que un simple avance científico, Apertus representa un paso hacia la soberanía digital y la construcción de una infraestructura pública global, donde la inteligencia artificial no pertenezca a unos pocos, sino que esté al servicio de todos.
En definitiva, Suiza demuestra que es posible desarrollar una IA poderosa y competitiva sin sacrificar valores fundamentales como la confianza, la inclusión y el acceso abierto.
